Como es de esperar, el auge económico condujo a un mejoramiento urbano, éste proceso se vivió en todas las grandes ciudades, pero en algunas tuvo más fuerza que en otras. Algunas de las medidas fueron, la promulgación de leyes de “transformación”, el mejoramiento de la infraestructura urbana, la edificación de grandes mansiones y una general preocupación por trazar en las ciudades sectores para el esparcimiento público.
En este proceso de desarrollo urbano se notó una clara influencia extranjera, la cual también se hizo sentir en los estratos altos de la sociedad. El aumento de la riqueza privada fue determinante en la configuración de la aristocracia.
Durante el transcurso del siglo XIX la clase alta sufrió una serie de transformaciones que, a fines de siglo, nos permiten identificarla como un grupo bien definido. Entre sus características se notó una fuerte influencia extranjera; muestra de ello son el gusto por las ostentosas mansiones y el refinamiento en el diario vivir, a este nuevo estilo de vida se agregó una intensa vida social y un marcado interés por el mundo de la cultura y la política. Este interés cultural, acompañado de la gran comodidad de las nuevas residencias, impulsó un auge de las tertulias en las que se hablaba de música, literatura, nuevas corrientes de pensamiento, pintura, etc.
Muchas de éstas tertulias llegaron a tener gran renombre e importancia para la vida cultural del país, pues algunas dieron origen a publicaciones periódicas y destacados artistas.
La casa de don Pedro del Río en Concepción acogió, durante años, una de estas tertulias; generando una valiosa actividad cultural en la ciudad.
El inmueble fue encargado al arquitecto Onofre Montané Urrejola, por don Pedro del Río Zañartú para su residencia. La casa fue ocupada a contar de 1918 por doña Carmen Urrejola del Río hasta su muerte en 1932, durante estos años acogió en ella una tertulia que reunió lo más destacado de la vida intelectual y cultural de Concepción.
La construcción se inició en 1915 y fue terminada en 1917.
Es un edificio de esquina de dos pisos, de estilo neoclásico con elementos de Art Nouveau en su decoración y volumetría. Es digno de destacar que es uno de los pocos edificios que han resistido los numerosos terremotos de la zona, dando un testimonio del relevante pasado histórico de Concepción.
Dirección: Calle Barros Aranas esquina Castellón, Concepción
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